miércoles, 4 de febrero de 2015

Meditación entre la practica y duración del asana



Hay quien busca el Yoga en el extranjero, en la India, en el Himalaya o en lugares fascinantes... Lo cierto es que no hace falta irse tan lejos. Quédate donde estás, pues el viaje empieza en ti y la búsqueda culmina en ti. Nada hallarás fuera de ti que no se encuentre dentro de ti.


Meditando durante el asana
Aunque la referencia de Patanjali es hacia los asanas en los que uno está SENTADO, ya que el resto de asanas no aparecen sino hasta muchos siglos después en los primeros manuales de Hatha yoga, el principio no cambia.
Si bien el Hatha yoga le da un giro al concepto, viendo en el asana una técnica de gran valor por sí misma, el énfasis continúa en que "un asana debe ser una posición estable y cómoda que sirva de base para la meditación".
Pero acá la meditación se realiza durante la práctica misma del asana. Un asana no está cumpliendo su cometido si la mente divaga cuando lo realizamos. La mente debe estar quieta, fija. Para que esto ocurra, el cuerpo debe estar quieto también.
Para que el efecto del asana se cumpla al máximo, la mente debe estar además de quieta, enfocada en el centro energético, o chakra, que la posición estimule. Distintos asanas trabajan sobre distintos chakras, sintonizándonos y abriéndonos a distintas frecuencias de energía. Pero la concentración, y aun más, la meditación, no son estados a los que se acceden en unos cuantos segundos.
Sin embargo, esto es parte de un proceso que llevará a cada uno distinto tiempo. Al principio algunos asanas se podrán mantener únicamente durante algunos segundos.
Es importante no forzar el cuerpo; un asana forzado no logra su cometido. Incluso mantenerlo por este tiempo fortalecerá y flexibilizará al cuerpo volviéndolo más resistente para posteriores prácticas. El cuerpo energético se verá estimulado también, y el prana, o fuerza vital, empezará a correr con más fluidez.


La duración del asana: de minutos a horas

Cuando la práctica se vaya consolidando, el tiempo de práctica de cada asana podrá ir prolongándose. Algunos maestros señalan que los efectos de un asana recién empiezan a darse a partir de los 7 u 8 minutos en que la posición se mantenga firme, con la mente concentrada.  Para algunos, sostener un asana por varios minutos será suficiente, y podrán concentrar su práctica en otros aspectos del yoga, como en pranayama (control de la respiración) o meditación.  Para otros, el reto puede continuar. Algunos textos tradicionales de yoga indican tiempos específicos que sobrepasan las tres horas para determinados asanas y señalan efectos asombrosos que pueden surgir para quien logre mantener la posición y concentración por esos períodos, siendo posible acceder a estados de samadhi..
La próxima vez que practiques un asana, intenta mantener la posición un poco más de tiempo que la vez anterior. Recuerda también que la concentración es imprescindible, una postura con la mente en otro lado, dirán algunos maestros, no es yoga sino ejercicio físico. Poco a poco la práctica se volverá más fácil y los períodos se extenderán quizás sin que te des cuenta.

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